Tras conocer los últimos movimientos de los actores Juan Alfonso Baptista y Michel Brown, hoy os acercamos la trayectoria profesional y personal de Mario Cimarro, el galán que da vida al mayor de los hermanos Reyes. Según la revista argentina 'Semana', Cimarro vuelve a estar distanciado de su mujer, la gorda más bella.
Siguiendo el interés que genera todo aquello que rodea la telenovela 'Pasión de gavilanes', hoy volvemos a reproducir un nuevo artículo de la revista 'Semana' en el que el actor cubano Mario Cimarro (Juan Reyes) habla de su vida tras el arrollador éxito del serial colombiano.Aunque en las sesiones fotográficas acostumbra a quitarse casi toda su ropa como una forma de responder a su fervoroso público femenino, Mario Cimarro (33) busca encontrar su perfil con una frase: "En cada personaje trato de desnudar el alma y lograr emocionar a la gente". El actor bien sabe la pasión que despierta su personaje, algo que no termina de llevar muy bien su mujer, la reconocida actriz Natalia Streignard (34), protagonista de 'Anita, no te rajes'.
Uno de los deseos de Cimarro es formar una familia junto a Natalia, sin embargo, viven en ciudades distintas por sus exitosas carreras artísticas. "Quien más me hace falta es mi esposa. Espero que pronto se mude conmigo", había dicho el galán el año pasado en una entrevista. Sin embargo, se encuentra en Nueva York rodando 'El cuerpo del deseo' (remake de una novela colombiana llamada 'El cuerpo ajeno'), la nueva telenovela de Telemundo con Lorena Rojas y el argentino Martín Karpan ('El auténtico Rodrigo Leal'), mientras que Natalia está en Colombia con las grabaciones de 'La tormenta'. Distancias que enfrían sentimientos.
El galán que se coloca el traje de Juan Reyes todas las tardes en Antena 3 TV está acostumbrado al acoso permanente en Estados Unidos, Colombia o Venezuela. Lejos de creerse un sex-symbol es sin embargo un provocador innato, que no para de disparar frases que generan más de un enojo de su pareja. "Claro que no me es indiferente gustarle tanto a las mujeres. Me encanta que me seduzcan. Muchas mujeres me consideran un amante inolvidable". Con look ahora diferente -barba, pelo más corto y algo lacio-, el actor, aún así, no pasa inadvertido por las calles de Miami y Nueva York. El se ríe y sigue generando suspiros con sus frases, a veces irónicas: "La única mujer que me ha intimidado fue mi maestra Olga, en tercer grado", dice entre risas.
A la actriz venezolana Natalia Streignard, ex reina de belleza de su país y protagonista de éxitos como 'Mi gorda bella', la conoció compartiendo una novela: 'La mujer de mi vida', en 1998. Se casaron un año después y se separaron en el 2001 durante más de un año producto de los conflictos que les generaba vivir a tantos kilómetros. Las charlas telefónicas o por chat no lograban llenar el amor que siempre se profesaron. "El éxito arruinó mi matrimonio", le confesó el actor a un amigo en aquellos momentos. Pese a la reconciliación, el vínculo de Mario y Natalia, cuya relación tratan de mantener a resguardo de la prensa, siempre peligra. De aquella reconciliación en el 2002 a esta realidad que los mantiene una vez más separados, sólo el tiempo podrá sentenciar el futuro. "Siempre digo 'no' y nadie entra en mi vida privada. Los problemas llegan cuando los artistas permiten que se inmiscuyan en su intimidad".
Mario Cimarro quiere a su mujer. Pero sabe que la vida que lleva no le permite conseguir la felicidad completa. "Encontré en ella a la mujer de mi vida. Con ella me casé y sueño pasar el resto de mi vida. Me gustaría tener con Natalia dos o tres hijos. Es que creo firmemente en el matrimonio", dijo Cimarro el año pasado. Pero los rumores de infidelidad estuvieron muy cerca cuando se separaron: a él lo vincularon con su compañera de 'Pasión de gavilanes', Danna García, y a ella con su colega de 'Anita, no te rajes', Rodolfo Giménez, quien nunca disimuló su pasión por la actriz. Todos desmintieron los supuestos amoríos y ahora cada uno busca fortalecer la relación pese a la adversidad de las circunstancias.
Cimarro construyó su formación actoral desde que partió de Cuba en 1993 entusiasmado por estudiar arte dramático en México y fascinado con las películas de Marlon Brando. Debutó en un capítulo de la tira 'Sentimientos ajenos' y no paró más: participó en la película "Romeo y Julieta" con Leonardo Di Caprio en 1996; grabó 'La usurpadora' dos años más tarde, donde logró una gran repercusión, y llegó a la Argentina en el 2000 para hacer 'Amor latino', producida Raúl Lecouna junto con Diego Ramos y Coraima Torres. En el 2002 cosechó gran éxito con 'Gata salvaje'. Pero con 'Pasión de gavilanes' la fama estalló por todo el continente. El, como siempre, sigue de cerca su alma soñadora. "Nunca más regresé a mi isla, a Cuba, donde dejé a toda mi familia -contó Cimarro hace unos meses. Fue una niñez maravillosa. Cuando comencé a construir mi profesión de actor, fuera de mi tierra, alejado de mi madre (María Claridad Paz) y mi padre (Antonio Cimarro) y de mi hermana María, me sentí vivo. Pero en 1998 me traje a todos conmigo. Me gustaría regresar a La Habana...Volver, estar ahí, recorrer los lugares de mi niñez. Me encantaría comprarme allí una casa a la orilla de la playa pero acompañado de Natalia, la mujer de mi vida".
Su imagen de sex symbol despierta deseos inconfesables en sus seguidoras. Su personaje en 'Pasión de gavilanes', temperamental y apasionado, logra cautivar a su audiencia sin más. Mario Cimarro, sencillo y audaz a la vez, no quiere que su matrimonio naufrague otra vez. Lucha entre el éxito y la soledad, lee filosofía y toma buen vino, refuerza sus biceps pero añora su Cuba. Y sigue provocando con sus comentarios filosoFOs: "¿Cómo conquisto a una mujer?...La verdad...ellas me conquistan a mí".
